Seireitei Bleach Rol

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    Broken Pride

    Kisuke Urahara
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    Mensaje por Kisuke Urahara Lun Ago 17, 2009 7:08 pm

    Bueno.... tras mucho pensarlo y descubrir que no hay casi nada de esta pareja, me decidí a escribir un fic XD Se situa durante la saga de los Bound, pero como me salté esa saga no estoy muy segura si me invento cosas o no xDD En fin... no me critiquen mucho xDD

    BROKEN PRIDE [UraharaXRenji]

    Prólogo. Empieza la prueba.

    Tres meses. Eso era lo que le había dado de plazo. Tres meses en los que probaría su orgullo gracias a que el destino me lo había puesto en bandeja de plata. Lo que no sabía es que, a pesar de tenerlo todo planeado nada salió como debía, desbaratando mis planes estrepitosamente. Cómo había empezado todo.... no logro recordarlo.
    -------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------
    Una calurosa tarde de verano más, el calor se hacía algo insoportable si no estabas bajo techo o en algún lugar refrescante, por lo que en aquél momento no había ni un alma por la calle. Urahara se encontraba tumbado en la trastienda del almacén, con el ventilador puesto sobre su cabeza y sin el sombrero, los brazos extendidos y los ojos cerrados buscando escapar de ese calor agobiante. No había ni un solo cliente en la tienda, normal, el calor que hacía desanimaba a cualquiera. Escuchaba de fondo jugar a Ururu y Jinta y el sonido del agua correr, lo más probable es que estuviesen jugando con la manguera. Sonrió de lado, no tardaría escuchar a Jinta gritarle a Ururu por cualquier tontería y, efectivamente, a los cinco minutos la bronca llegaba hasta la habitación en la que se encontraba. Repentinamente los gritos pararon, cosa que extrañó al rubio que se incorporó y miró a todos lados, acostumbrándose a la luz ya que al tener los ojos cerrados ahora le molestaba. Volvió a escuchar gritos, esta vez de Jinta y otra persona acercándose cada vez más a la casa. Se colocó el sombrero y salió a lo que era la tienda justo en el mismo momento en el que la puerta de la calle se abría. Detrás de ella apareció alguien con un cubo en la cabeza, gritando hacia detrás donde Jinta se reía con los brazos en su nuca. Alzó una ceja.
    - ¿A qué viene tanto alboroto? – preguntó divertido al ver todo aquello. Repentinamente la persona se quitó el cubo de la cabeza, mostrando su pelo rojo como era costumbre recogido en una coleta.
    - ¡Maldito crío, te vas a enterar ahora cuando te pille! - tras decir aquello le tiró el cubo, totalmente empapado, girándose luego hacia Kisuke con un tic encima de la ceja, lo que hizo que alzara las manos de manera inocente.
    - Me alegro de verte por aquí, Renji.- dijo después, mirándole desde debajo del sombrero. Realmente se sorprendió de verle allí, no sabía a qué había ido. - ¿Y a qué se debe tan agradable visita? – sacó el abanico, realmente hacía calor y además no quería que viera el gesto divertido que se formaba en su cara al verlo de aquella manera.
    El gesto de Renji en ese momento se serió de golpe, haciendo que el rubio alzase una ceja aunque ligeramente intuía a qué se debía. Tanto Ururu como Jinta habían entrado también, y como comprendiendo la situación se quedaron en silencio, mirándole.
    - Necesito... necesito algunas respuestas.- dijo, frunciendo el ceño y mirando directamente a los ojos de Kisuke. Éste le mantuvo la mirada, serio. Como pudo imaginar, se trataba de eso. Le extrañaba que tras aquél combate no hubiese venido antes, ya que seguramente aquellas preguntas surgirían en el momento, pero seguramente debido al temperamento del otro habría intentado buscar esas mismas respuestas por sí mismo en otro lugar antes que acudir a la tienda. El silencio parecía abrumar al otro, el cual apretó los puños con algo de fuerza.
    - ¡Eh! No te quedes ahí plantado en silencio, ¿me vas a hacer caso o no?- otra vez volvía a tener aquél tic encima de su ceja.
    El rubio seguía en silencio, pensativo. De repente internamente mostró una gran sonrisa que no dejó salir al exterior, había encontrado la manera de sacar provecho a aquella situación.
    - Así que necesitas respuestas... – le dijo, aún desde detrás del abanico.
    - Es lo que te acabo de decir, ¿o acaso es que estás sordo?- con el ceño fruncido Renji le contestó.
    Urahara alzó un dedo y negó con él, cosa que hizo fruncir más el ceño al pelirrojo.
    - Nada de eso, mi amigo.- sonrió, bajando el abanico. – Es solo que... tú buscas respuestas y yo necesito algo de ayuda de tu parte.... así que te puedo ofrecer un trato.
    - ... ¿Trato?- manteniendo el mismo semblante, Renji se cruzó de brazos sin dejar de observar al dependiente.- ¿Qué tipo de trato?
    Sonriendo, alzó otros dos dedos junto con el que ya tenía, cosa que hizo que Renji alzase una ceja sin entender.
    - Tres meses – mirándole desde detrás del sombrero con una sonrisa.- Si eres capaz de aguantar tres meses siendo mi ayudante.... contestaré a todas las preguntas que tengas.
    Al escuchar aquello Renji dio un paso hacia atrás con el ceño aún más fruncido.
    - ¿¡Tu ayudante!? ¿Y encima tres meses? Debes de estar chalado....- le dijo en cierto tono de mosqueo que solo hizo divertir más a Kisuke.
    - Bueno, no hace falta que contestes ahora. Piénsatelo, no soy yo el que busca las respuestas y este trato me perjudica más que me beneficia... – sonrió, volviéndose a esconder detrás del abanico.
    - Tsk... – sin decir nada más el pelirrojo salió por la puerta seguido por la mirada de las tres personas que se encontraban en la tienda.
    - Kisuke-san... ¿está bien que Abarai-kun se vaya así?- preguntó tímidamente Ururu.
    - ¡Claro que está bien, si no ya le habría dicho algo, niña estúpida!- Jinta se lanzó encima de ella y empezó a tirarle del flequillo como siempre, lo que hizo que la otra se quejase.
    - Será mejor que vayan acostumbrándose a ver a Abarai-kun por aquí~ - dijo divertido, entrando de nuevo a la trastienda con una leve sonrisa. Los dos se quedaron parados mirando la puerta ahora cerrada.
    - ¿Crees que Abarai-kun aceptará? Con lo orgulloso que es dudo que lo haga, creo... – dijo Ururu tímidamente. Jinta seguía mirando la puerta.
    - No lo sé, pero el amo tiene bastante confianza en que sí, y sabes que muy pocas veces se equivoca...- dijo el pequeño, serio.
    Pasaron dos días desde aquel encuentro, el sol seguía pegando igual de fuerte y Kisuke se encontraba sentado con las piernas cruzadas en la tienda, a la espera de clientes abanicándose con su habitual abanico de papel. De repente la puerta de la tienda se abrió.
    - Bienvenido al Almacén Uraha--- -empezó, deteniéndose al ver de quién se trataba y sonriendo levemente.- Bienvenido, Abarai-kun.
    El susodicho terminó de entrar a la tienda, cerrando la puerta y pasando hasta estar a la altura de Kisuke
    - Me lo he pensado.... y he decidido aceptar el trato.- dijo con el ceño muy fruncido, como si aquella decisión le costase, y Urahara sólo aumentó levemente su sonrisa, tapándose con el abanico.
    - Me alegra que hayas tomado esa decisión...- tras decir aquello le tendió la mano.- Entonces, bienvenido al grupo – con una sonrisa, esta vez sin disimularla detrás del abanico.
    Renji se quedó mirando la mano un rato y al final la estrechó. Aquél era el inicio de lo que, cuando se dieron cuenta ambos más tarde, era más que un juego.
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    Mensaje por Kisuke Urahara Sáb Sep 26, 2009 12:57 am

    Bueno, me ha costado algo, pero al fin traigo el siguiente capi del fic xDUu

    1. Aprendiendo a convivir.
    Se removió en el futón, buscando una mejor postura para volver a conciliar el sueño. Apenas eran las seis de la mañana y estaba empezando a amanecer. Una figura avanzaba de puntillas en la oscuridad de la habitación llegando hasta la cama en el suelo. Tras una sonrisa desde debajo de su nariz un ruido sordo, como el de un globo que explota, rompió la tranquilidad del lugar. El pelirrojo se incorporó sobresaltado, con los ojos muy abiertos y respirando agitadamente.
    - ¿¡Pero qué cojones...!? – consiguió mascullar al ver a cierto rubio allí, con su eterna sonrisa, agachado al lado de donde estaba él.
    - ¡Buenos días, Abarai-kun!- dijo, sacando el abanico y colocándoselo delante de la cara.- Qué, ¿con ganas de empezar el primer día de trabajo?- dijo con un tono divertido, moviéndose hacia un lado para esquivar la almohada del susodicho. Después se levantó y se fue hacia la puerta.- Desayunaremos en 10 minutos, date prisa o no te dejaremos nada~.
    Renji se le quedó mirando algo estupefacto, sin poder responderle nada ya que había desaparecido del lugar. Suspiró, empezando a vestirse aún algo dormido. Al aceptar el trato de Urahara, había aceptado a mudarse a la casa situada encima del almacén, conviviendo con los otrogs tres. Había algo que no le daba buena espina, pero lo aguantaría si quería ganar aquello que se había tomado como una apuesta. Se terminó de hacer bien la coleta y salió a la sala, donde los cuatro ya estaban comiendo. Sentándose en el hueco que había entre Tessai y Ururu, dirigió una mirada alrededor, viendo a Urahara enfrente de él y a Jinta a su lado. Alzó una ceja y movió la cabeza levemente agradecido cuando Ururu le sirvió.
    - De-debería desayunar bien, Abarai-san- dijo con voz tímida la niña, sonrojándose ligeramente.- El primer día suele ser el más duro...
    - “Tampoco será para tanto...”- pensó, empezando a comer. Cuán equivocado estaba.

    Una vez que acabaron de desayunar bajaron a la tienda a hacer limpieza. Aunque aparentaba ser más bien pequeña les ocupó toda la mañana y parte de la tarde entre la parte principal y el almacén de las mercancías. Antes de cenar y tras haberse duchado Renji se echó en el suelo con los brazos abiertos, cerrando los ojos. Estaba realmente agotado, le habían mandado hacer la tarea más difícil. Parecía hecho a propósito pero su orgullo le impedía quejarse.
    - Eh, tú, pelotomate, ya está la cena- Escuchó la voz de Jinta desde la sala. Sintió la vena de su frente hincharse pero no tenía fuerzas ni para pelearse con el crío.
    Se levantó pesadamente y se dirigió a la sala, sentándose en el mismo sitio que se había sentado por la mañana. Vio toda la comida y su estómago rugió con hambre. Al mediodía había comido más bien poco, así que cuando vio lo que le servían le pareció que no iba a ser suficiente. Sin decir nada empezó a comer al mismo tiempo que los demás, que charlaban de temas banales en los que no sabía de qué iba el asunto. Como había previsto, acabó el plato bastante rápido y, aún con hambre, alzó la mano hacia el plato para servirse más. Aquél gesto lo vio Jinta, el cual sonrió maliciosamente.
    - Si quieres repetir no te cortes.- dijo, como el que no quiere la cosa.
    La mano de Renji se congeló en el sitio, mirando a Jinta con el ceño fruncido. Aquél comentario había provocado que los otros tres se le quedaran mirando. Rápidamente retiró la mano, poniéndola en su regazo mientras observaba la mesa como si fuese lo más interesante en ese momento, tragando levemente saliva.
    - Eso, hay comida de sobra, así que no te de apuro.- dijo Ururu, sonriendo tímidamente.
    Renji se quedó quieto, sin saber qué hacer. Si repetía ponía en juego su orgullo pero se quedaba con hambre. Tanto Ururu como Jinta insistían, y Urahara no le quitaba el ojo de encima, a pesar de que no lo pareciera por el sombrero. Aquella mirada le presionaba demasiado, por lo que dejó los cubiertos en la mesa y se levantó, haciendo que el silencio reinara en la habitación.
    - Ya acabé, me voy a dormir.- sin decir nada más se fue a la habitación que le dejaron y cerró la puerta con suavidad. Se quedaron mirándola, todavía en silencio, hasta que Urahara sacó su abanico y tras moverlo un par de veces se lo puso delante de la cara, sonriendo.
    - No os preocupéis... acabará cayendo.- murmuró para sí, con aquella sonrisa que no presagiaba nada bueno.
    ...............................................´
    Fueron pasando las semanas en relativa calma, poco a poco Renji se iba acostumbrando al ritmo de trabajo, incluso ya se despertaba justo antes de que Urahara usase su habitual método despertador, dejando al rubio muchas veces con las ganas de sobresaltarle. La semana siguiente a la que empezó todo aquello se convirtió en el chico de los recados, llevando los pedidos a personas que no podían ir a la tienda personalmente o que tenían encargos especiales. Más de una vez se encontró con Ichigo y los demás, con los que pasó bastante tiempo hablando de la situación actual en Karakura. También otras veces tuvo que encontrarse con el capitán Hitsugaya y los demás, quería saber qué tal iban las cosas en el Seireitei. Le alivió saber que al menos de momento no se había producido otro ataque como el que habían tenido hace poco.
    Salió de la última casa que le esperaba aquél día y suspiró pesadamente. Había pasado poco más de un mes desde que aceptó el trato de Urahara y sentía que su paciencia se agotaba a pasos agigantados. Parecía que cualquier cosa que hacía estaba hecha para probarle, y viniendo del rubio pondría la mano en el fuego a que eso era lo que pasaba. Pero aún así ganaría aquél trato, y entonces tendría que resolver sus dudas. Iba caminando cuando de repente se paró, abriendo mucho los ojos. Había sentido un reiatsu muy fuerte entrar de repente. Aquél reiatsu sólo podía pertenecer a un tipo de ser.
    - Menos Grande.....- murmuró, aún como en un estado de shock. De repente su “móvil” sonó como si hubiese recibido un mensaje. Lo miró y vio un mensaje de Urahara : No te preocupes por la presencia del Menos. Tú solo vuelve al almacén, el resto ya está solucinado. Se lo quedó mirando por un rato estupefacto, enfadándose después.
    - ¿¡Quien se ha creído que es para decirme qué es lo que debo hacer!? –fue a salir de su gigai para ir y enfrentarse pero se quedó en el intento cuando sintió un reiatsu más fuerte, equivalente al nivel de un capitán.... o incluso algo más. Y, tal y como había empezado, ambos reiatsu desaparecieron. Miró a todos lados, no podía ser que hubiese desaparecido tan rápidamente... Tal vez el capitán Hitsugaya y los demás lo sintieran y le enfrentaran. ¿Pero entonces por qué sintió un único reiatsu?... Con aquellas dudas se giró y empezó a ir a casa de Orihime, lugar donde se hospedaban Matsumoto y el capitán mientras que estaban en el mundo humano. Al llegar se sorprendió al ver allí a casi todos.
    - Tú también te has dado cuenta, ¿verdad?- le preguntó Ichigo nada más verle llegar. Renji asintió con la cabeza.
    - Ese Menos Grande.... seguramente fue enviado por Aizen, pero ¿por qué motivo?- inquirió el más pequeño de los presentes, mirándoles a todos.
    - Supongo que para recordarnos que aún sigue ahí...- dijo Ishida, colocándose bien las gafas. El resto se quedó en silencio, alguno frunciendo el ceño como en el caso de Renji, Ichigo y Hitsugaya.
    - Lo que de verdad me intriga.... es quién ha sido el que lo ha eliminado.- dijo el peliblanco, pensativo. Aquello hizo que Renji le mirara.
    - ¿No has sido tú?- preguntó, algo contrariado. Había jurado que el nivel de reiatsu era de un capitán...
    - No, no he sido yo.- dijo, tras negar con la cabeza.- pero sea quien sea es aliado nuestro, por lo que tampoco creo que sea una amenaza. Aún así... debemos prepararnos para lo que pueda venir.
    Renji se había quedado pensativo. No había sido Hitsugaya, y no conocía a nadie que en aquél mundo tuviese por casualidad el mismo reiatsu que un capitán. Abrió el “móvil” y volvió a leer el mensaje que le había enviado Urahara.
    - “....el resto ya está solucinado... El mensaje lo he recibido apenas un minuto después de que sintiese el reiatsu.... no puede ser que él....” – un golpe en la espalda del pelirrojo le distrajo de sus pensamientos. Parpadeó ligeramente un par de veces, intentando centrarse.
    - ¿Me has oído? Tienes que entrenar a uno de ellos…- dijo Ikkaku, señalando con la cabeza a Ichigo, Inoue, Sado y Ishida.
    - Oh, lo siento, no te había oído. – dijo, mirando a los cuatro. Matsumoto ya se había colocado felizmente con Inoue, Ishida miraba a Hitsugaya con algo de reticencia, pero aceptando silenciosamente, e Ichigo e Ikakku estaban en medio de un combate verbal que amenazaba con ir a más. – Está bien, Sado, ¿puedes venir pasado mañana al Almacén de Urahara? Seguramente allí podremos entrenar mejor.
    El otro asintió con la cabeza, mostrando su conformidad. Suspiró levemente, esperando que al rubio no le importase aquello. Es más, seguramente tarde o temprano se lo hubiese pedido por cuenta propia, ya que parecía saber más de lo que decía. Porque era una de las dudas que le asaltaban, una que se había planteado hacía tiempo, la primera que le haría en cuanto ganase la prueba.

    ¿Quién era Kisuke Urahara en realidad?
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    Mensaje por Kisuke Urahara Lun Sep 28, 2009 7:53 pm

    *user adorando la historia de la filosofía y la física deja el tercer capi del fic (aunque sea el numero 2 xD)*

    2. ¿Qué demonios...?
    Había pasado un mes desde que dijese a entrenar a Sado cuando el ataque del Menos y en su interior lo agradecía, ya que se había permitido el lujo de librarse de la gran mayoría de la faena del almacén y se dedicaba a hacer algo que realmente le gustaba, aunque acabara igual de molido. El muchacho desde el principio demostró que era resistente, dejándole con algún que otro golpe y contribuyendo al aspecto aún más desolado del lugar. Aún recordaba perfectamente la primera vez que bajó allí.
    [FLASHBACK]
    Con un suspiro terminó de explicar la situación a Urahara, el cual estaba sentado en el escalón del interior de la tienda con las piernas cruzadas y el abanico delante de la cara. Desde que había llegado no había parado de observarle con disimulo, buscando algún corte o arañazo que reflejase su teoría pero no encontró ninguno. Obviamente el otro notaba los repasos que le echaba Renji, pero no dijo nada. Tras aquél mensaje sabía qué era lo que estaba pasando por la cabeza del pelirrojo. Se abanicó un poco.
    - Así que vais a entrenaros para combatir a Aizen... – repitió, con lo que ambos asintieron con la cabeza.- Bien, en ese caso creo que podría dejaros aquél lugar, ¿verdad, Sado?
    Renji le miró alzando una ceja, entendiendo menos cuando se giró hacia el susodicho y vio como éste asentía.
    - ¿Lugar?¿Qué lugar?
    - No seas impaciente, Abarai-kun.- dijo, mientras se levantaba y se dirigía a la trastienda.
    Sado le siguió y Renji fue detrás aún curioso. Entraron a una pequeña habitación, una de las que había tenido que limpiar el primer día. No tenía nada en especial.
    - ¿Me estáis tomado el pelo? Aquí no hay nada.- gruñó Renji, cruzándose de brazos.
    De repente notó algo detrás de él y encogió los hombros al notar un golpe en su nuca producido por el abanico del rubio.
    - Ya te he dicho que no seas impaciente.- dijo, sonriendo y poniéndose el abanico en la cara. Acto seguido se movió para esquivar la patada que le lanzaba el pelirrojo.
    - Cállate, viejo- dijo, siendo sujetado por Sado que evitaba que volviese a intentar pegarle.
    - Vamos~, no seas así...- hizo un gesto con el abanico y luego se agachó en un rincón del suelo.
    Renji paró de forcejear para observarle y Sado le soltó, notando como en la sala se concentraba reiatsu, mirando al rubio y viendo cómo de repente se levantaba una trampilla. Se quedó algo descolocado por aquello. Urahara empezó a bajar, seguido de Sado, el cual no parecía demasiado sorprendido y que bajó detrás del rubio para evitar posibles peleas y por último bajó Renji, aún algo sorprendido. Tras cinco minutos bajando por aquella interminable escalera Renji se giró y se quedó con la boca abierta. Parecía que habían salido al exterior, aquello parecía un páramo desierto donde no parecía haber ni una nube en un cielo completamente azul. Además, pondría la mano en el fuego en que había estado en algún lugar idéntico al que estaban.
    - E-esto es...
    - Bingo! Es una réplica del mismo lugar donde Ichigo y tú lograsteis vuestro bankai, según Yoruichi... – cortó Urahara, alzando un dedo.- Bueno, ¿qué te parece, servirá para entrenar?
    - ¡Por supuesto!- dijo, llevando una mano a la cadera.- Es justo lo que necesitamos.
    - Me alegro. En ese caso será mejor que os deje.- empezó a caminar hacia las escaleras, pasando por el lado de Renji.- Yo que tú dejaría de mirarme tanto, no encontrarás nada...- susurró sin pararse en un tono algo burlesco, cogiéndose a la escalera.- ¡Subid cuando tengais hambre~!
    Renji se giró para objetarle algo, un poco rojo, pero el rubio ya se había perdido escalera arriba.
    [FIN FLASHBACK]
    Negó con la cabeza al encontrarse pensando en lo que le dijo. ¿Tanto se le notaba que le había estado observando? Por suerte fue el único comentario que hizo al respecto, antes de comenzar la rutina de entrenamiento que llevaba hasta la actualidad. Muchas veces se sentía extraño ante la presencia del rubio, sin entender bien qué era lo que le pasaba. A veces se quedaba en babia con la mirada puesta en él, frunciendo el ceño después al darse cuenta. No sabia qué era lo que le estaba pasando. Además, hacía algunas noches que mientras dormía se sentía raro, como si le estuvieran observando. Y tenía una corazonada de qué se podía tratar, algo que podría averiguar aquella misma noche. Después de cenar, como siempre, ayudó a recoger la mesa y se fue a su habitación. Apagó la luz y cerró los ojos, haciéndose el dormido mientras sujetaba a Zabimaru debajo de las sábanas. Ocultaba también su reiatsu de modo que fuese el normal de una persona dormida. A eso de medianoche escuchó un ruido, como el de la ventana abriéndose, y una repentina y fresca brisa se coló por el cuarto. Después ese sonido fue substituido por el de la tela ondear, notando una sombra a su espalda. Apretó disimuladamente el mango de Zabimaru, esperando el momento oportuno. Cuando lo hizo se levantó de golpe, apuntando al intruso al cuello. Abrió los ojos sorprendido al ver que se trataba de Urahara, frunciendo luego el ceño de golpe. El rubio sonreía como siempre, aunque notaba algo raro en su sonrisa.
    - Ups... me parece que me has pillado...- dijo inocentemente, causando que el orto se quedase estupefacto.
    - ¿Q-qué haces aquí? – preguntó con el ceño fruncido, sin apartar la espada.- ¿Qué coño quieres?
    De repente vio como sonreía más y desaparecía de delante, viéndolo después a escasos centímetros de su rostro, cogiendole la mano de Zabimaru y apartándole la espada para cogerle la mano. Sin quererlo el pelirrojo enrojeció, parado por todo aquello.
    - ¿De verdad quieres saberlo?- dijo, en un tono que le pareció hasta sensual.
    Y sin que el otro se lo esperase, se terminó de acercar y le robó un beso suave, haciendo que el pelirrojo se tensase completamente sonrojado. Al final fue a reaccionar para separarse pero notó un golpe en la nuca que le dejó inconsciente, cayendo en los brazos del rubio.
    - Todavía no es el momento...- susurró con la misma sonrisa de antes, dejando a Renji en el futón y tapándole con la sábana. Cogió también a Zabimaru y la colocó al lado del pelirrojo, saliendo por el mismo sitio por el que había entrado.
    Al día siguiente Renji abrió los ojos veinte minutos antes de lo acostumbrado, sobresaltado y mirando a todas partes, ligeramente sonrojado. Cuando se situó frunció el ceño, ¿acaso lo había soñado? Inconscientemente se llevó el dedo índice a los labios, rozándolos. ¿Por qué una parte de él deseaba que no lo fuese? A pesar de tener aquella parte, su orgullo clamaba por una respuesta a lo que posiblemente había sucedido, colocándole en una encrucijada. Picaron suavemente a la puerta, y luego se abrió levemente para dejar ver la cabeza de Ururu.
    - Abarai-san.. el desayuno ya está listo...-dijo con una voz tímida.
    - Está bien, ahora salgo...- dijo, asintiendo levemente con la cabeza. Aquella sería otra de las preguntas que añadiría a la lista de las que ya tenía, ya que apenas quedaba un mes para que se cumpliese el plazo de la apuesta.

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