Capitulo 1.- reparando a la muñeca.
Su cuerpo era pequeño, su pelo rubio como el sol, su piel blanca como la porcelana… parecía una muñeca creada por dios, pero… al mirarla podía verse... que aquella muñeca había sido rota, múltiples cortes y moratones en aquel pequeño cuerpo, tirado entre la basura como un simple objeto… aun se pregunta que le movió a recogerlo, coger aquella pequeña muñeca rota y llevarla a su casa para poder intentar raparla… cuando sus pequeños ojos se abrieron no hubo ningún tipo de resistencia … le miro con una cara sin expresión y luego miro por la ventana que encontró mas cercana… su cuerpo temblaba aun, sus pequeños brazos y sus pequeñas piernas parecían inmóviles y tan bellas…
Esa noche solo pudo curara sus heridas superficiales dejando su corazón aun roto y dejarle dormir en aquel enorme sillón… aun así no fue capaz de ir a su cama y abandonar a aquel hermoso niño al que habían maltratado tanto.
Por la mañana le recibió en su despertar con una amable sonrisa, que volvió a ser respondida con una cara inexpresiva…. No, esta vez si la tenia, era completa desconfianza… Como a un pequeño animalito recién cogido de la calle, le entregó una bandeja donde se encontraba su desayuno y se sentó frente a el… pero nunca hizo ademán de querer coger algo.
Simplemente le observaba, clavando sus hermosos ojos verdes acaramelados en el hombre que insistía en sonreír y le ofrecía algo de comer, mientras tapaba su cuerpo casi completamente vendado.
No fue si no cuando el desayuno ya estaba frío y fue guardado cuando las tripas de la joven muñeca comenzaron a rugir con fuerza, intentaba ocultarse con la manta escondiendo su cabeza en ella y apretando su barriga para que esta parase de hacer ruido. No fue consciente hasta que ya estaba sentado a su lado, de que aquel hombre de la sonrisa había pelado una manzana en forma de conejos pequeños y le ofrecía un trozo tirando débilmente de la manta para que pudiese verle… ¿Por qué sería tan amable?
Aun desconfiado abrió la boca y devoró al conejito en un instante volviendo a esconderse con la sabana por la nariz mientras masticaba y no le quitaba el ojo de encima, aun con esa gran desconfianza volvía a devorar conejito tras conejito hasta que se acabó la manzana. Aun tenía hambre pero no lo admitiría no quería mas limosna de un desconocido, pero este volvió a cocinar y a traerle un plato caliente para que desayunase en condiciones… debido a la testarudez y que ya había comenzado a comer, no le hizo asco y comenzó a llevárselo todo a la boca, pausadamente y disfrutando de cada sabor.
Cuando estuvo satisfecho se recostó en el sillón y dejó que la sabana llegase hasta sus hombros sin tapar su rostro.
Uno de sus ojos estaba vendado por un pequeño corte que no tenía buen aspecto aunque solo era un arañazo más.
Vestido con ropa enorme para el se veía como un niño pequeño en las ropas de su padre… y viéndolos a los dos, nadie negaría que por la edad podrían aparentarlo.
Miró a aquella pequeña y joven muñeca, su cuerpo era pequeño pero tenía un aire adulto y sofisticado, realmente no podría jurar cual era su autentica edad.
Se sentó en la mesa que había frente al sillón donde se encontraba y observó que se había quitado la venda que le tapaba un ojo que tenia con un arañazo algo serio. Le observó en silencio sintiendo como clavaba aquellos ojos en el y se decidió a preguntar.
-¿Qué te ha pasado para que acabases así?- No recibió ninguna respuesta por parte del joven.- ¿seguro que te encuentras bien? – Siguió sin responder.- Será mejor que llamemos a tus padres para decirles donde estas.- se levantó para coger el móvil e inmediatamente fue frenado por la mano del joven que agarraba su camisa.
-No tienen necesidad de saber donde estoy, ni les importa. – asombrado se volvió a sentar y le sonrió por escuchar por primera vez aquella voz tan delicada y suave.
-Bien, no les llamare, y podrás quedarte el tiempo que lo necesites … pero debes dejar que te cure tus heridas.- No dijo nada, su rostro similar a la de una muñeca ahora parecía mas bien un gato desconfiado. –dime, me dirás tu nombre? – El joven siguió en silencio.- esta bien.- Se acercó y aunque le esquivó, consiguió acariciarle la cabeza.- entonces por ahora te llamare Kirara, ¿Qué te parece?
No dijo ni la primera palabra, pero sus mejillas fueron sinceras, se sonrojaron tanto como si fueran de fuego.
Dos días pasaron y Kirara tenía toa su confianza puesta en Kuro, ese hombre apuesto y sonriente, alto y fuerte de pelo negro y ojos oscuros. Sonreía y obedecía, era como un niño, y sin embargo, cada vez que volvía del trabajo a Kuro le resultaba mas como una pareja de recién casados, cosa que le daba mucha vergüenza y aun así no podía evitar el tic que habia desarrollado a partir de esos dos días, era inevítale abrazar a aquella pecunia muñeca o darle un pequeño beso en la mejilla.
Esa noche el pequeño Kirara tuvo una horrible pesadilla, los gritos fueron tales que Kuro se despertó aterrorizado y corrió al salón a ver lo que ocurría, al final tuvo que pasar toda la noche con él y los dos acabaron durmiendo en la cama de Kuro.
A partir de esa noche Kirara aparecía noche taras noche en su cama, hasta que finalmente Kuro lo llevaba directamente con el a la cama.
El tiempo siguió pasando hasta que un día ocurrió un pequeño fallo en los cálculos de Kuro, o al menos eso dijo el cuando sin darse cuenta besó los labios de su querido Kirara.
-Yo …. –Kirara le miraba con una mano tocándose los labios completamente sonrojado y sorprendido.- lo siento … quería besarte la mejilla como siempre … se me fue… lo siento, de verdad no era mi intención.- Kirara agachó su cabeza.
-esta bien … no importa, si solo ha sido un accidente no importa.- Kuro lo miró extrañado y se sintió algo mal por sus palabras.
-Te encuentras bien?- Iba a acariciarle el rostro pero este se bajó del sillón y se marchó al baño.
Kuro suspiró y se tiró en el sofá poniendo una mano sobre su cabeza: “mierda… ¿Cómo se me ocurre?... solo es un niño, me odiará…. Se que me odiará… pero yo…”
Kirara salió de la habitación con una pequeña mochila y se dirige a la puerta. Se levantó y vio como Kirara, por primera vez desde que había llegado, se acercaba a la puerta para salir por ella. Instintivamente corrió tras el y agarró la mano con a que iba a tirar del pomo.
-¿A dónde vas ahora? – no era esa la pregunta que quería hacer, pero fue la única que se le ocurrió.
-Me voy.- Dijo con voz temblorosa.- he pasado mucho tiempo aquí, soy un estorbo. – Molestó jaló de su mano para corregirlo mientras gritaba.
-¿a que viene eso ahora? Nunca te dije tal cosa, por que- - Se quedó en silencio y petrificado al ver el rostro de Kirara inundado de lagrimas- …. Kira- - Kirara se zafó de su mano y se limpió los ojos con las mangas enormes y comenzó a gritar sin poder evitarlo.
-¡ no soy Kirara, no soy un gato, me llamo Yuki, ¡Yuki! … tengo mis sentimientos! …- Kuro no entendía nada, pero solo quería que Yuki dejase de llorar.
-Lo siento, lo siento … esta bien, esta bien .. pero ¿Qué pasa?
-¡no lo entiendes …. Idiota! – Le llamaba idiota una vez tras otra, sin mirarle sin decir otra cosa y sin dejar de llorar. Kuro intentó calmarle, pero solo consiguió el efecto contrario.- IDIOTA NO LO ENTIENDES, …. YO ESTOI ENAMORADO DE TI.
Al darse cuenta de lo que había confesado se aterrorizó sonrojándose hasta el limite mirando a los ojos de un sorprendido Kuro. Yuki comenzó a llorar mas fuerte intentando huir de aquella casa que había sido su paraíso.
Kuro lo agarró como si fuese un saco y lo tiró en el sillón, yuki oculto su rostro bajos sus brazos creyendo que este se enojaría. Lucho para que Kuro no pudiese ver su rostro y cuando sus brazos se apartaron cerró los ojos con fuerza para no ver nada.
Cuando un beso se depositó en su frente y abrió los ojos sorprendido para ver como otro beso se depositaba en sus labios.
Sorprendido aun más se abrazó al cuello de Kuro deseando que aquello no fuese un dulce sueño.
El primer capitulo esta terminado, perdon por suvirlo en dos partes y no abisa, fue un fallo, epsero que les guste hasta aqui esta algo apurado por que lo interesante viene a continuación, espero que lo disfruten, y dejen su opinion porfavor.
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Su cuerpo era pequeño, su pelo rubio como el sol, su piel blanca como la porcelana… parecía una muñeca creada por dios, pero… al mirarla podía verse... que aquella muñeca había sido rota, múltiples cortes y moratones en aquel pequeño cuerpo, tirado entre la basura como un simple objeto… aun se pregunta que le movió a recogerlo, coger aquella pequeña muñeca rota y llevarla a su casa para poder intentar raparla… cuando sus pequeños ojos se abrieron no hubo ningún tipo de resistencia … le miro con una cara sin expresión y luego miro por la ventana que encontró mas cercana… su cuerpo temblaba aun, sus pequeños brazos y sus pequeñas piernas parecían inmóviles y tan bellas…
Esa noche solo pudo curara sus heridas superficiales dejando su corazón aun roto y dejarle dormir en aquel enorme sillón… aun así no fue capaz de ir a su cama y abandonar a aquel hermoso niño al que habían maltratado tanto.
Por la mañana le recibió en su despertar con una amable sonrisa, que volvió a ser respondida con una cara inexpresiva…. No, esta vez si la tenia, era completa desconfianza… Como a un pequeño animalito recién cogido de la calle, le entregó una bandeja donde se encontraba su desayuno y se sentó frente a el… pero nunca hizo ademán de querer coger algo.
Simplemente le observaba, clavando sus hermosos ojos verdes acaramelados en el hombre que insistía en sonreír y le ofrecía algo de comer, mientras tapaba su cuerpo casi completamente vendado.
No fue si no cuando el desayuno ya estaba frío y fue guardado cuando las tripas de la joven muñeca comenzaron a rugir con fuerza, intentaba ocultarse con la manta escondiendo su cabeza en ella y apretando su barriga para que esta parase de hacer ruido. No fue consciente hasta que ya estaba sentado a su lado, de que aquel hombre de la sonrisa había pelado una manzana en forma de conejos pequeños y le ofrecía un trozo tirando débilmente de la manta para que pudiese verle… ¿Por qué sería tan amable?
Aun desconfiado abrió la boca y devoró al conejito en un instante volviendo a esconderse con la sabana por la nariz mientras masticaba y no le quitaba el ojo de encima, aun con esa gran desconfianza volvía a devorar conejito tras conejito hasta que se acabó la manzana. Aun tenía hambre pero no lo admitiría no quería mas limosna de un desconocido, pero este volvió a cocinar y a traerle un plato caliente para que desayunase en condiciones… debido a la testarudez y que ya había comenzado a comer, no le hizo asco y comenzó a llevárselo todo a la boca, pausadamente y disfrutando de cada sabor.
Cuando estuvo satisfecho se recostó en el sillón y dejó que la sabana llegase hasta sus hombros sin tapar su rostro.
Uno de sus ojos estaba vendado por un pequeño corte que no tenía buen aspecto aunque solo era un arañazo más.
Vestido con ropa enorme para el se veía como un niño pequeño en las ropas de su padre… y viéndolos a los dos, nadie negaría que por la edad podrían aparentarlo.
Miró a aquella pequeña y joven muñeca, su cuerpo era pequeño pero tenía un aire adulto y sofisticado, realmente no podría jurar cual era su autentica edad.
Se sentó en la mesa que había frente al sillón donde se encontraba y observó que se había quitado la venda que le tapaba un ojo que tenia con un arañazo algo serio. Le observó en silencio sintiendo como clavaba aquellos ojos en el y se decidió a preguntar.
-¿Qué te ha pasado para que acabases así?- No recibió ninguna respuesta por parte del joven.- ¿seguro que te encuentras bien? – Siguió sin responder.- Será mejor que llamemos a tus padres para decirles donde estas.- se levantó para coger el móvil e inmediatamente fue frenado por la mano del joven que agarraba su camisa.
-No tienen necesidad de saber donde estoy, ni les importa. – asombrado se volvió a sentar y le sonrió por escuchar por primera vez aquella voz tan delicada y suave.
-Bien, no les llamare, y podrás quedarte el tiempo que lo necesites … pero debes dejar que te cure tus heridas.- No dijo nada, su rostro similar a la de una muñeca ahora parecía mas bien un gato desconfiado. –dime, me dirás tu nombre? – El joven siguió en silencio.- esta bien.- Se acercó y aunque le esquivó, consiguió acariciarle la cabeza.- entonces por ahora te llamare Kirara, ¿Qué te parece?
No dijo ni la primera palabra, pero sus mejillas fueron sinceras, se sonrojaron tanto como si fueran de fuego.
Dos días pasaron y Kirara tenía toa su confianza puesta en Kuro, ese hombre apuesto y sonriente, alto y fuerte de pelo negro y ojos oscuros. Sonreía y obedecía, era como un niño, y sin embargo, cada vez que volvía del trabajo a Kuro le resultaba mas como una pareja de recién casados, cosa que le daba mucha vergüenza y aun así no podía evitar el tic que habia desarrollado a partir de esos dos días, era inevítale abrazar a aquella pecunia muñeca o darle un pequeño beso en la mejilla.
Esa noche el pequeño Kirara tuvo una horrible pesadilla, los gritos fueron tales que Kuro se despertó aterrorizado y corrió al salón a ver lo que ocurría, al final tuvo que pasar toda la noche con él y los dos acabaron durmiendo en la cama de Kuro.
A partir de esa noche Kirara aparecía noche taras noche en su cama, hasta que finalmente Kuro lo llevaba directamente con el a la cama.
El tiempo siguió pasando hasta que un día ocurrió un pequeño fallo en los cálculos de Kuro, o al menos eso dijo el cuando sin darse cuenta besó los labios de su querido Kirara.
-Yo …. –Kirara le miraba con una mano tocándose los labios completamente sonrojado y sorprendido.- lo siento … quería besarte la mejilla como siempre … se me fue… lo siento, de verdad no era mi intención.- Kirara agachó su cabeza.
-esta bien … no importa, si solo ha sido un accidente no importa.- Kuro lo miró extrañado y se sintió algo mal por sus palabras.
-Te encuentras bien?- Iba a acariciarle el rostro pero este se bajó del sillón y se marchó al baño.
Kuro suspiró y se tiró en el sofá poniendo una mano sobre su cabeza: “mierda… ¿Cómo se me ocurre?... solo es un niño, me odiará…. Se que me odiará… pero yo…”
Kirara salió de la habitación con una pequeña mochila y se dirige a la puerta. Se levantó y vio como Kirara, por primera vez desde que había llegado, se acercaba a la puerta para salir por ella. Instintivamente corrió tras el y agarró la mano con a que iba a tirar del pomo.
-¿A dónde vas ahora? – no era esa la pregunta que quería hacer, pero fue la única que se le ocurrió.
-Me voy.- Dijo con voz temblorosa.- he pasado mucho tiempo aquí, soy un estorbo. – Molestó jaló de su mano para corregirlo mientras gritaba.
-¿a que viene eso ahora? Nunca te dije tal cosa, por que- - Se quedó en silencio y petrificado al ver el rostro de Kirara inundado de lagrimas- …. Kira- - Kirara se zafó de su mano y se limpió los ojos con las mangas enormes y comenzó a gritar sin poder evitarlo.
-¡ no soy Kirara, no soy un gato, me llamo Yuki, ¡Yuki! … tengo mis sentimientos! …- Kuro no entendía nada, pero solo quería que Yuki dejase de llorar.
-Lo siento, lo siento … esta bien, esta bien .. pero ¿Qué pasa?
-¡no lo entiendes …. Idiota! – Le llamaba idiota una vez tras otra, sin mirarle sin decir otra cosa y sin dejar de llorar. Kuro intentó calmarle, pero solo consiguió el efecto contrario.- IDIOTA NO LO ENTIENDES, …. YO ESTOI ENAMORADO DE TI.
Al darse cuenta de lo que había confesado se aterrorizó sonrojándose hasta el limite mirando a los ojos de un sorprendido Kuro. Yuki comenzó a llorar mas fuerte intentando huir de aquella casa que había sido su paraíso.
Kuro lo agarró como si fuese un saco y lo tiró en el sillón, yuki oculto su rostro bajos sus brazos creyendo que este se enojaría. Lucho para que Kuro no pudiese ver su rostro y cuando sus brazos se apartaron cerró los ojos con fuerza para no ver nada.
Cuando un beso se depositó en su frente y abrió los ojos sorprendido para ver como otro beso se depositaba en sus labios.
Sorprendido aun más se abrazó al cuello de Kuro deseando que aquello no fuese un dulce sueño.
El primer capitulo esta terminado, perdon por suvirlo en dos partes y no abisa, fue un fallo, epsero que les guste hasta aqui esta algo apurado por que lo interesante viene a continuación, espero que lo disfruten, y dejen su opinion porfavor.
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